jueves, 8 de noviembre de 2012

All right


Me muevo con la certeza de alguien que sabe que no va a morir plácidamente de viejo, que no va a ser por causas ajenas, me muevo como un suicida en sus últimas horas de vida, angustiado por la certeza de apretar ese gatillo. Me muero un poco más por dentro y esquivo miradas lastimosas que se confunden con acero al rojo vivo que lacera mi piel.

Un piano ahonda en mi interior mientras mis dedos que emulan los movimientos percibidos por el artista, sobre el alfeizar de un autobús, las princesas se desvanecieron, el convoy avanza imparable por la ciudad, mientras tú te alejas en sentido contrario pero conocido ya. No hay presa, no es importante.

 Es banal, son kilos de insatisfacción, pero nunca vamos en el mismo convoy.

viernes, 12 de octubre de 2012

Muros.


Mi corazón palpitaba fuertemente en mi pecho, apresuraba mis pasos adelantado a gente por doquier, todos en bañador, trasnochados, ignoraba todo aquel gentío y andaba firme hacia mi objetivo. Ese objetivo que me daba tal confianza en mí mismo, esa confianza para seguir, para sonreír al mundo, ese objetivo no podías ser más que tú. Llegue al lugar acordado, después de lo ocurrido la última vez que hablamos  no podía estar mas que nervioso, tome asiento sobre un bordillo del paseo, frente al chiringuito negro como habíamos acordado y encendí un cigarrillo mientras miraba al paseo con cierta ansiedad, no podía dejar de darle vueltas y mi cabeza parecía uno de los conciertos de la noche anterior. Miles de ideas, como personas agolpándose frenéticamente y danzando al son del compás que marcaban sus pasos acercándose desde la marabunta de gente que había en el paseo.

Cada vez estaba más cerca, era real otra vez, ya no solo estaba en mi mente y no daba la vuelta ni pasaba de largo, se dirigía hacia mí con un paso inquebrantable pero somnoliento, su precioso caminar, siempre encantador, hipnótico. La miraba a la cara, radiante como siempre,  feliz, ella siempre estaba guapísima y encantadora, seguro que aun lo está. Y esas piernas de infarto que precedían a un exquisito cuerpo de mujer con unos pechos perfectos. Sigo preguntándome como termine enamorándome de tal belleza y que vio ella en mí, no lo sé, y quizás no quiero saberlo.
Me levante a recibirla boquiabierto y en ese instante olvidé a toda aquella gente, todas aquellas ideas que se agolpaban y zarandeaban mi cabeza fijaron su atención en ella, se amansaron, yacían ahora calmadas, susurrando. En ese instante solo existías ella, solamente ella, nadie más podía aparecer en mi mente en aquel momento. Se lanzo a mis brazos y yo la recibí apretándola contra mí, fuerte, como si tuviera que impedir que se marchara de nuevo, no era capaz de soltarla. Silencio, me percate de que no escuchaba nada solo la veía a ella, y dejó caer un sencillo saludo con su pequeña boquita perfecta, al cual yo respondí rápido pero con cierta timidez y no pude evitar más que decir lo ya evidente que la echaba mucho de menos, ella igual que siempre le restaba importancia al asunto sabiendo que para mí era un gran muro, que se erigía frente a mí, enorme, casi monstruoso, inexpugnable.

Entramos en la playa semivacía que nos gritaba impaciente que nos estaba esperando que había pasado demasiado tiempo desde la última vez que fuimos a visitarla, que pisamos juntos sus aguas y admiramos su grandeza. Una vez más juntos contemplamos sus colores y por un momento volví a ser feliz, sin embargo el muro seguía allí y en mis ojos se proyectaba aquel triste muro y se percibía en mi una sensación de desolación que hacia mi sonrisa una especie de mueca triste. La vio y me instó a que dejara de hacer eso, que no nos hiciera eso, yo no pude soportarlo más y la bese, a lo que respondió gustosamente. Pasaron más cosas esos días en los que yo no era persona aunque era divertido, pero conforme iba avanzando hacia la estación de aquel lugar, a pie, mochila  la espalda y botas calzadas, me daba cuenta de que tras de mí estaba aquella chica que se marcharía dejando un enorme vacío en mi.

 Cuando vuelvas supongo que será tarde para mí, ojalá no lo fuera, ojalá no sea demasiado duro saber que estás aquí y no poder estar contigo. Shhhh…

Bicicletas blancas.


Me resulto curiosa aquella bicicleta, toda pintada de blanco ruedas y todo. No pude evitar fijarme en la rueda delantera deformada y las flores en ella, enganchada a un semáforo. Aun no caía en que era aquello, era un recordatorio de una chica a la que habían atropellado ahí mismo. Aunque tenía algo de prisa me pico la curiosidad y venció al reloj apremiante, con lo que me acerqué y quedé bastante sorprendido ya que en la bicicleta había una foto con la misma y una chica, radiante, feliz, rápidamente imagine la escena, la chica algo borracha con la bici se topa con un gilipollas que va a toda ostia. Aquella bicicleta me marco un poquito, y una carta enganchada allí que no leí por falta de tiempo.

Y aunque no sé quien era aquella chica, debía ser una chica muy querida, y me resulto como mínimo triste pero cálido ver aquella bicicleta blanca decorada con flores, una foto y una carta.

Hoy he recuperado un poquito de fe en el mundo.

...


Aquel día el sabor era tan intenso… Nada que ver con las otras veces que lo había inhalado, ni las siguientes que lo haría, el humo era especialmente denso, como mágico, la música caldeaba el ambiente e invitaba a un poco de desenfreno, a destruir tensiones y satisfacer deseos, aquella tarde que se convirtió en noche y ahora evoco tras el nuevo encuentro con ese sabor, más apagado, menos dulce y afrodisiaco. Ese humo que desencadenaba algunos recuerdos mágicos para mi, sueños hechos realidad, un olor, su olor. La emoción y satisfacción que me produjeron, la magia y esa mirada que me cautivo. Voy perdido de tu olor buscando algo de ti en cualquier mirada. Ambos escenarios infinitamente distintos y mucho aprendido por el camino, en uno añoro tu presencia en otro empecé a soñar de ella.

Nunca quise una despedida.

viernes, 10 de agosto de 2012

Para ti, gran amigo.


Puestos a sentir que no encajas, puedes sentir que el eterno sueño te ha vencido.

Puestos a sentir que todo es una farsa, empiezas a sentir que tu propia meta es una farsa.

Puestos a sentir que no sientes nada,  sentirás que has caído, que nada puede consolarte.

¿Quieres soñar que todo ha muerto? Morirás en el intento. Si sientes que tu vida es un fracaso mira un poco más adentro y date cuenta de ¿Qué es el fracaso? ¿Quién dicta que por no ser un producto más del capitalismo eres un fracaso? Y una mierda, no pienso sentirme un fracaso por no seguir sus dogmas, no voy a sentirme un fracaso por tener ética. Si algún día dejara de morir sería una puta lastima, si algún día dejara de creer en mis principios  sería mi muerte.

sábado, 21 de julio de 2012

Y anochece que no es poco.



La luz se marcha,  acordes arrastrados forman haces de luz en cuentos ya contados, recuerdos que vagan penosos. Este es el fin, la muerte de la muerte.

Pocas cosas asustaban más a Daniel que la muerte, cada vez más cercana. El dolor se apoderaba de él haciéndole sentir miedo, autentico pavor. Se proyectaban preguntas en su mente, que ahora era un laberinto infranqueable, nada le servía de consuelo. Allí yacía tumbado de bruces en el suelo sin poder articular movimiento ni palabra, ¿con que eso es estar muerto? Se preguntaba, la oscuridad infinita, el vacío completo. Nada podía escuchar, nada podía sentir aparte de miedo y ese inconmensurable dolor, oscuridad.

El dolor se hacía más y más profuso hasta que simplemente se convirtió en todo, todo lo que sentía, todo lo que pensaba giraba en torno a eso, ese sentimiento tan urgente que ocultaba todo lo demás. Su cabeza divagaba cada vez más y empezó a repasar su vida, sabiendo que había vivido intensamente, pero… ¿De eso trataba la vida? ¿Por qué tan rápido le había llegado su hora? No había hecho nada importante, nada que recordar, una vida plagada de errores, de sueños extraviados. Al menos había vivido bien pensó, aunque la muerte le acechaba cada vez más. Oscuridad, Daniel se apago de golpe, ya no había dolor, ya no había nada.

Luz, una inmensa luz se poso ante sus ojos, voces, pensó que estaba en el cielo y se pregunto en voz alta si había muerto ya. A lo que alguien contesto, has muerto pero sigues aquí, chaval, has vuelto a nacer. Miró con urgencia a su alrededor, batas blancas, blancas sábanas, blancas paredes, estoy en un hospital pensó todavía su muy turbada cabeza no sabía muy bien que había pasado. Tampoco le importaba mucho, estaba vivo.

Tras unas semanas Daniel ya estaba completamente curado y disfrutaba de una recuperación lenta y dolorosa, el dolor seguía allí nada podía arrancarle ese sentimiento de muerte inminente, miraba el anochecer con ojos tristes, con aspecto desaliñado sabiendo que tenía que morir algún día, ahora era consciente de su propia muerte.

Recogió su arma y subió a la terraza, metió el cañón del arma en su boca y volvió a ver esa nada, esa sensación de vacío que le atormentaba por su continua presencia, el saber que no podía hacer nada por remediarlo era lo que estaba matándolo. Soltó el revólver el cual cayó al suelo haciendo un terrible sonido metálico. Una bala, un segundo, un disparo. No, no podía apretar ese gatillo, las lágrimas parecía que iban a asfixiarle, lloraba por no poder hacerlo, cerró los ojos y corrió hacia delante, los abrió y vio el inmenso vacío por el que caía. Una sonrisa se proyecto en sus labios mientras esa sensación de vacío se desvanecía y la sustituía una sensación de enorme libertad, la muerte ha muerto pensó y se estrello contra el suelo muriendo al instante.

viernes, 6 de julio de 2012

Vacíos.


Salidas a la desesperada por un mar de fornidas ilusiones que se derrumban cayendo a la basura como el tiempo, que se desploma tirando de tinta. Compungidos se cierran los vacíos, que luego quedarán en un recuerdo, quedarán en alguien que solía conocer, algo que se desplomo sobre su propio peso, algo que tenía que pasar. Temblores, luces tenues, Rock’&’Roll a medio gas, hoy no hay drogas, hoy es por ti. Dices que  es como si te hubieras fabricado una especie de muro en el corazón, yo creo que sabes que tú no eras para mí. 
Vibra de nuevo mi teléfono móvil, dando a entender que otra vez la tinta que tanto uso para desahogarme va a colgarse de mi cuello para aplicar una presión que me queme un poco por dentro. Hoy no estoy jodido, no estoy mal, no estoy borracho ni drogado ni nada por el estilo, para eso puede que tenga tiempo mañana, hoy solo estoy triste. Hoy solo hay Rock’&’Roll.

Desesperadamente confuso, inquietantemente parado, quieto, aterrado. Las ventanas proyectan con placer la oscuridad, medio abiertas dejando entrar la brisa nocturna que me acaricia y que a duras penas recuerda una necesidad latente, un despertar inminente en otro vacío entre la niebla, otra canción ahogada entre sueños rotos, una pesadilla con final evidente.
¿Quién rasgará tus vestiduras por mí?

En la mañana verde,
quería ser corazón. Corazón.
quería ser ruiseñor.
Ruiseñor.
ponte color de naranja.
Alma,
ponte color de amor
Corazón.
quería ser mi voz.
Ruiseñor.
ponte color naranja!
¡Alma,
ponte color de amor! 

Y en la tarde madura
Alma,
En la mañana viva,
yo quería ser yo.
Y en la tarde caída
¡Alma,
Federico García Lorca

 a


domingo, 10 de junio de 2012

Extraño.


Recordaba con una ligera nostalgia su habitación de niño, aquello era una especie de santuario del libro. Libros y más libros apilados sobre la mesa, dejados caer vagamente sobre las estanterías, pero él sabía dónde estaban todos y cada uno de ellos, eran casi su vida, había pasado demasiadas horas con sus personajes como para olvidarse de cualquiera de ellos. Aquella pequeña lamparita con la que gozaba de iluminar los folios noche tras noche, aventura tras aventura, aquel pequeño objeto que leía con él hasta que el sueño le vencía lentamente, y al alba aun iluminaba con la esperanza de un día cargado de emociones.

Alguna que otra noche leía muy atento a los pasos de su familia que le decían que tenía que dormir, pero él tenía otros planes, había quedado con sus páginas pendientes  y pensaba asistir al evento. Aquella habitación había sido testigo de todas sus proezas y también una grata compañera en los malos momentos, sus paredes escucharon tantos cuentos…

Pero sigamos con el presente, tuvo el impulso de volver a saltar sobre la cama, como solía hacer entonces, pero en vez de eso se dejo caer con otra persona a su lado, admirando la pequeñez del recién llegado al mundo.

Bueno, resumiendo que se me ha ido la pinza un poco y quería probar a escribir algo así.

lunes, 7 de mayo de 2012

Solo.


Debe ser bueno poder llorar de vez en cuando, por necesidad, una vía más para desfogarse, dejando a un lado drogas, deportes, simplemente soltando aquello que llevas dentro en forma de lágrimas y gemidos.

Allí estaba tumbado una vez más frente a un techo vacío, observando una quietud que empezaba a tornarse abominable, todo lo que una vez fue un sueño se volvía en su contra sabiendo que nunca más volvería a ser lo mismo.

La angustia le oprimía el pecho pero se veía totalmente incapaz de llorar, tan indefenso, a merced de ella nuevamente, estupefacto. Suspira en un intento de arrancar esa sensación que le ahoga, de matar esos monstruos de papel que él mismo escribió y que ahora se volvían en su contra. El paisaje se tornaba desolador por momentos, la falta de vida en esa habitación iba a terminar por segarle la suya propia, unas manchas de sangre en las sábanas desvelan un pequeño error relacionado con un cuchillo. Todo estaba tan claro que le cegaba, nada podía ver, su propia verdad le consumía. Escucho un ligero sonido por encima de su respiración, el único sonido que le acompañaba en ese momento, el timbre sonó un par de veces.

Ella de nuevo, esto empezaba a ser cansino y extremadamente doloroso, conforme se acercaban los pasos, aumentaba su temblor, su presencia le incomodaba más de lo habitual, a ella se le reflejaba la lastima en los ojos, todo estaba hecho unos zorros, hacia semanas que nadie se acercaba por allí. Él había terminado por espantar a todos sus amigos y conocidos con sus respuestas bordes y gilipolleces.

Traía comida y algo de esperanzas envenenadas, una especie de tortura que se repetía constantemente en su cabeza,  él cogió el cuchillo con el cual antes casi había dado fin a su vida, ella empezó a gritarle que por que estaba el cuchillo manchado de sangre. Se lo clavo en el pecho sin mediar palabra, frente a ella, mientras la miraba a los ojos y contemplaba con una sonrisa amarga como todo aquello que había sido una lago de agua esperanzadora ahora era un lago de sangre en el cual se reflejaba el odio de ella, la desesperación de él.

Estoy como una puta regadera, ya lo sé. Disculpad por tardar tanto en subir algo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Fuego.


Me mareas, me mareas mucho, no consigo entenderte. ¿Cómo voy a entenderte si o me entiendo yo? No sé, últimamente no acabo de entender nada, voy mareado por la vida, tan mareado que yo mismo provoco ese efecto en mí. No estoy en plan poético, sigo siendo el mismo imbécil de campeonato que siempre lo que pasa es que hoy estoy especialmente espeso porque no logro sacarte de mi cabeza.

Rabia, impotencia, unas increíbles ganas de comerme el mundo, de salir a matar, pero hoy no es día de salir. Hoy es día de coger una mierda impresionante en casa, escribir, ver como se queman cosas y regresar de nuevo solo a mi cama, tan vacía, tan enorme que me marea, me pierdo intentando encontrarte en ella. En mi cabeza se proyecta la esperanza que algún día dejaré de dormir solo y se ve sesgada cada noche entre alcohol y thc, después de todo no es tan grave ¿No? Mucha gente duerme sola. El alcohol poco a poco hace mella en mí y mis esperanzas de verte se desvanecen entre whiskey con hielo y un cigarrillo que me recuerda que no estoy vacío por dentro. Abro el mini bar y me sirvo un chupito de anís seco mezclado con dulce, apuro el chupito y me sirvo otra copa, esta vez un ron cola, que no se diga que no la pillo hoy.

Vaya mareo, espero impaciente que el fuego se refleje en mis ojos, la fiesta en concreto me da completamente igual, no es por los muñecos, ni lo que representan o representaban, porque a mi parecer se ha vuelto una demostración de poder adquisitivo, es por el fuego, tan puro, tan ardiente, me hace sentir vivo, como los cigarrillos pero inmensamente ampliada, el fuego, el sol, la música, los libros, esos placeres de la vida que te hacen sentir vivo, esa sensación de calor que empieza en el pecho y se va extendiendo hasta alcanzar el último milímetro de tu piel, esta mañana me sentía eufórico, gigante…  

Lio otro cigarrillo y la piedra del mechero escupe una chispa que da lugar al fuego que me quedo pasmado admirando un instante… Me asaltan recuerdos rodeado de chispas vestido de cuero corriendo de un lado hacia otro rodeado de gente hiper borracha que te persigue y te aclama, eres su héroe porque tu estas trabajando para que ellos estén de fiesta, porque tu llevas un palo con un petardo que echa chispas y les das lo que ellos quieren, lo que ellos no saben es que tu lo adoras, el fuego, las chispas, el olor a pólvora, no ver nada tras las gafas de protección y la capucha, ya no sudas, es el sudor el que te tiene a ti, debajo de el mono de cuero no hay quien respire, verano…

Hoy solo tengo una meta, apoderarme de cada centímetro de tu piel y hacerte sentir viva para sentirme vivo yo, arrinconarte para que te defiendas, me ataques y entrar de nuevo en esa guerra que tanto me gusta, la única guerra que me encanta.

Sueños ahora invisibles, la tierra prometida que resulta ser como las demás, ya no queda ningún sueño solo sus pedazos que se desvanecen igual que el hielo de la copa que me sirvo por enésima vez.
http://www.youtube.com/watch?v=B3HUTKIOteQ
Más de un año quemado, he vuelto a llorar.

viernes, 16 de marzo de 2012

Tubos de neón


Y aquí estoy, tumbado de espaldas en una cama viendo ascender el humo que yo mismo exhalo hacia el techo en una habitación poco iluminada, sin poder parar de cuestionarme algo que más bien me importa poco, la imagen que doy.

Un par de tíos fumados apoyados en una esquina alejados del resto del mundo, que conversa  con entusiasmo con sus congéneres, nosotros nos dedicamos a beber una lata de cerveza que hemos cogido de casa, no encajamos ahí. Todo el mundo parece que se divierte, a mi me resbala bastante mi alrededor en ese momento, estoy atontado, estoy en mi agujero.

Me habla una chica preciosa, sigo en mi mundo y parece que mi mente se resiste a salir de allí, yo aliento ese deseo encendiendo otro canuto, ella va a dar una vuelta a hablar con la gente y eso, ser social, algo que no acaba de dárseme bien en este estado. Charlamos un poco, nos reímos de las gilipolleces que hace la gente a nuestro alrededor, lo típico. Hora de entrar al local, no tengo especial ilusión por ninguno de los grupos que tocan, me encuentro bastante fuera de lugar. Entramos al local y está bastante lleno hace un calor horrible así que decido quitarme cazadora estilo americana que llevo, hacemos  una combinación curiosa, yo llevo una cazadora, una camiseta verde y unos pitillos; y mi amigo un poncho, una camiseta y unos pantalones más bien anchos. De repente empiezan a presentarme a muchas chicas, y estoy en mitad de toda la gente escuchando cantar a unas chicas que no lo hacen nada mal, yo ahí a mitad mirando el concierto preguntándome que estaba haciendo allí, buena pregunta…

Me canso de esperar algo que no va a suceder y decido salir a fumar cuando termina el concierto de las chicas, pienso en largarme de allí en ir a casa a seguir con lo mío, decido quedarme, ya que he pagado… El otro grupo era una especie muy común de los grupos de reagge que predominan por estas tierras y si te tiras al ska ya, ni te cuento.

Volvemos a casa andando, encendemos la música y mi cabeza empieza a repasar la noche, humo hacia el techo, unos pies de gato colgando del palo de la cortina, un tubo de neón que alumbra la habitación recogiendo suspiros.

lunes, 12 de marzo de 2012

Bah


Aquella habitación parecía sacada de una sórdida película de los años 80 en la cual todo eran drogas y rock&roll, el ambiente estaba cargado a causa de nuestras bocas que no dejaban de exhalar humo denso y blanco, mogollón de música acojonantemente buena por escuchar, totalmente nueva, infinitas sensaciones nuevas por descubrir de la mano de una cerveza.

Dos guitarras sobre la cama, en una se posan unas manos novatas, inexpertas, en la otra se posan unas manos más expertas, seguras, confiadas. Cervezas sobre la mesa, risas, música, alguna película extraña, más música. Las cervezas se suceden y se van acumulando sobre la mesa mientras unos altavoces escupen magia hecha sonido. La luz tenue acompaña la sesión de cachimba con estupefacientes, Clint Eastwood nos mira serio desde la pizarra del comedor con un colgante en el que pone mal escrito “Polla”.

Echo la cabeza hacia atrás, exhalo, miro hacia la cama y veo guitarras, veo textos, pienso en que estoy haciendo mal, en que me he equivocado, al final no va a contar en que me he equivocado si no cuando he acertado. Esto es más de la misma mierda, nada nuevo. 

Recuerdos a la deriva en un mar de sueños rotos,  males que se ocultan tras el humo denso, canciones que acallan el alma y cervezas vacias rellenadas con sueños.

viernes, 2 de marzo de 2012

Ceniza.

Un cenicero por los aires, restos de ceniza y colillas que poco antes fueron nuestro pequeño billete a una visión diferente de las cosas se esparcen por el suelo. Hay una ventana abierta la brisa matutina entra mientras el humo denso inunda nuestros pulmones. Algo me recuerda a verano, sesiones de playa, días y días intentando no ahogarnos en un apartamento a pocos metros de la playa, ese apartamento que utilizamos para desconectar de todo e intentar que el mundo no nos coma. Hace tiempo que no escribía, estoy un poco bloqueado, bastante indiferente.

Un cielo nublado y gigantesco se abre ante mí, tumbado de espaldas sobre un sofá en el que he pasado unos cuantos buenos momentos, el humo escapa por la ventana, ya no hace frío… El tiempo pasa muy deprisa, parece que fue ayer cuando me mude a vivir aquí, ha pasado mucho tiempo desde que huí de todo. Sin embargo no parece haber cambiado nada, sigo aquí tirado, un poco más viejo, un poco menos soñador, un poco más imbécil.

Otra calada, música instrumental de fondo, castillos en el aire, suposiciones a ciegas, sueños rotos. Entro en una especie de bucle por unos instantes, no me caigo muy bien a mí mismo.

La ceniza cae lentamente entre los tenues rayos de sol, me recuerda que nada es eterno, que todo cae.

lunes, 13 de febrero de 2012

Remember.


Guardar cosas no por lo que son, no por ser bonitas, tampoco por que queden bien, si no por de quien han sido.

En mi opinión un objeto tiene muy poco valor al ser adquirido, es la historia de ese objeto, de quien ha sido, donde ha estado. Es como un pequeño mundo de sueños, una litrona bebida, un par de paquetes de tabaco vacíos que sus dueños terminaron aquí. Son cosas que no valen nada, recuerdos de un pasado que marcha firme absorbiendo el presente, adelantando el futuro.

Esos objetos me recuerdan que ha habido algo antes, que no ha pasado todo en un segundo, que la vida es más que despertarse día tras día y esperar que todo vaya bien, todo tiene un pequeño o un gran pasado, algo que contar, historias soñadas. Todos los objetos tienen un fin, una representación de algo que expresar, algunos simplemente son útiles, pequeños utensilios que te hacen la vida un poco más fácil, otros son un ahogado grito de socorro.

Una simple parte de arriba de una cachimba, acumula demasiados momentos, buenos y no tan buenos, ahora es solo un trozo de cerámica que un día se estrello contra el suelo. Fue un accidente necesario, algún día sabía que iba a pasar por el hecho de que ya había estado al borde de romperse muchas otras veces, la verdad no me importo que se rompiera, es sustituible, como todos los objetos, efímero, como todos los cuerpos. Nada es para siempre pero los recueros crean la persona, permitiéndonos soñar o intentar aprender de los errores del pasado.

Una vida sin recuerdos es una primavera sin flores, un rompeolas en calma.

lunes, 6 de febrero de 2012

raw 300's


Una canción, un bonita boca que proyecta una gran sonrisa cantando, moviéndose al ritmo de la música, enloqueciendo un poco. Dejarse llevar no es del todo bueno, sí, te dejas llevar, ¿y luego qué? Llegas a un callejón sin salida, donde tienes que elegir a la fuerza, donde el invierno sacude con fuerza y lo deja todo helado a su paso, destruyendo todas las flores, haciendo caer los arboles y tiñendo de gris lo que era azul. Te pasas demasiado tiempo pensando en el qué pasaría, pasará lo qué pase, ya se verá… Pero hay que llevar un rumbo, un enfoque de la realidad, para sacar las instantáneas justo a tiempo, cuando el azar deja caer un poco de felicidad en tu vida.

Un poco de jazz, una “Jump Session” en un bar pequeño o un concierto en acústico, grandes momentos, la música te transporta a otro lugar donde no existen los problemas, pequeños mordiscos al mundo, sonrisas robadas con un par de acordes o un punteo, una gran frase que se deja caer de una canción, inesperada, soñadora…  Mas cerveza y menos sueños, recuerdos, paranoias, alegrías, amigos, gente que pasa desapercibida en tu vida. Remontar noche tras noche e intentar hacer frente al destino, intentar no mirar al pasado.

Mirar el cielo desde la ventana y ver las nubes que se marchan indiferentes a todo, arrastradas por el viento hacia otra tormenta perfecta en mitad de la noche.


miércoles, 1 de febrero de 2012

Apenas.


No es tan fácil, nada es tan fácil, creo que he perdido otro año. Vuelvo a darme cuenta tarde de todo, como siempre. Y aquí estoy, llevo una hora y media fabricándome apuntes que probablemente no me sirvan para nada, pero tengo que intentarlo, tengo que intentar salvar lo que queda de año.

Justo ahora tú te vas lo cual me facilita un poco las cosas, pero no significa que no te vaya a echar de menos, que ya no tendré un compañero de lunes, ni una persona para simplemente pasear y que yo te vaya diciendo, mira, que buena está esa y tú me respondas, anda que aquel tío… Me haces reír mucho, me gusta tu manera de ver las cosas, la intimidad que hemos alcanzado. También acabo de conocer a una gente genial, pero esperaba poder seguir conociéndola contigo, no acabo de asimilar que ya no vas a estar. Que no te podré llamar para decirte que si nos tomamos unas cervezas y fumamos un poco, y te plantes en mi casa más rápido que un rayo… Eso no era una despedida, era un hasta luego.

Ahora mismo volvería a la playa, para no pensar nada, para esperar a la primavera. En ese momento sentados en la arena mirando los tonos que iba adquiriendo el horizonte y el reflejo del cielo en la arena. Eso era un sueño, un sueño precioso, una tarde inolvidable, la sensación en mi cabeza de ser un gigante, de saber que por un instante fue primavera. Sigo sin tener nada, pero tu carita me convenció para seguir escribiendo aquí. “No me mires así” No te sé mirar de otra manera. Sigo sin saber porqué te ríes, pero me encanta. Quiero volver a esa playa y olvidar el tiempo, quiero volver a esa playa y soñar que todo va a ser diferente, que me queda algo en esta vida… Que tengo algo que hacer aquí, que no necesito un porqué para hacer las cosas, que no me va a doler.

“Esperare a la primavera, no volveré a pensar en ti”

domingo, 22 de enero de 2012

Recuerdos de un verano con aroma a Invierno.


Siempre me he portado bien contigo, y tú ahora me odias. Sé que la cague, se que metí la pata hasta el fondo, no me di por vencido y te hice daño. Pero aun así nunca hice nada con la intención de herirte, siempre tuve la intención de que fueras feliz, y serlo yo… Yo lo conseguí, las cosas no iban muy bien en general, pero lo nuestro era genial. No sé que es de ti, no sé nada, la última vez que te vi termine bastante afectado así que mejor. También sé que ya no valen las escusas.

Se ve que en algún momento tu dejaste de ser feliz a mí lado, no sé si en algún momento llegaste a serlo, no sé si me quisiste, si sentías de verdad todo aquello que decías, todo eso que me prometías y yo me llegué a creer. Quizás nunca estuvimos en el mismo camino.

Podría decir que si volviera atrás no cometería el mismo error, pero no creo que fuera verdad, fue un buen tiempo, una buena época, tenía mucho que perder y también que ganar… Me da la impresión de que solo he perdido, que después de todo tengo las mismas cosas que ganar y muy poco que perder… Me asaltan muchas dudas que no creo que nunca sean contestadas, que simplemente caerán en el olvido, pero creo que puedo asegurar que nunca olvidaré lo nuestro, que siempre recordare con algo de cariño y cierta rabia esos grandes momentos que pasamos juntos, que disfruté de tus sueños, de tus ilusiones, de tu cuerpo. Ni siquiera sé si realmente me odias, prefiero pensar que me odias a que ya ni siquiera te acuerdas de mí.

Recuerdo perfectamente todo el valor que tuve que recoger de una botella ron y unos cuantos mojitos para ir a hablarte, quizás me pase recogiendo valor porque termine besándote y tu rechazándome y marchándote… Y esos días en el Pou Clar, tantos recuerdos, algún día sabré que hacer con ellos, algún día.

De momento, solo voy a seguir intentando no pensar en cómo sería todo si no la hubiera cagado.

You can’t always get what you want.

miércoles, 18 de enero de 2012

Vías.


No soporto mirar por la ventana y encontrar una pared. Al menos antes tenía un bonito paisaje, medio verde medio gris, un punto calmado en un caos de edificio.

No puedes llevar auriculares aquí dentro. Disculpad pero voy a hacer caso omiso de esa norma, si no pudiera llevar los cascos por estos pasillos acabaría por ahogarme.

Cuantas horas muertas en aquella casa ruinosa y en la estación solitaria en la cual te sentabas, fumándote un cigarro a esperar un tren que nunca llegaba. Ese tren que te sacara de allí que te llevara algún lugar nuevo. Aunque no es el fin del mundo nada ha sido como yo esperaba. Al final voy a dejar de creer que escribir puede hacerte soñar, porque yo ya no sueño, siento que al final desespero, por agarrarme a un saliente inexistente, por lo tanto siempre termino resbalando y cayendo al vacío.

Y sigo encontrando en cada lugar historias viejas que me cuenta el mundo. Historias que una vez fueron vividas y ahora son echadas en falta. Y me vuelvo a dar cuenta de que realmente me siento muy solo, lo cual me lleva a plantearme si realmente necesito estar con alguien… No creo. Lo que sí está realmente claro, es que necesito sentirme deseado, saber que quieres sentirme dentro. ¿Qué solo estás jugando? Lo sé.

De todos modos nada es para siempre.

En el cristal.


Una gota de lluvia resbala en el cristal de un tren, mientras ahí fuera los pequeños arboles crean un manto verde, que conduce a una montaña que se alza imponente hacia el cielo, ahora gris.

Unas putas fotos, tantos recueros muertos. Esas fotos nunca deberían haber desaparecido. No eran grandes fotos, pero les tenía cierto aprecio. Quizás era lo que significaban para mí. El recuerdo de un pequeño viaje. El sueño de un pasajero del tren que ahora escribe unas tristes frases.

Una gota de lluvia resbala por mi frente, como un suspiro, y se precipita hacia el suelo. Me doy cuenta de que esto es como otro sueño roto, como el pasajero del tren, que no ha llegado a su destino. Que se entretiene por el camino para soñar un poco.

La lente de la cámara vuelve a enfocar una playa vacía, allí donde solía gritar.

martes, 17 de enero de 2012

Llueve.


Todo era mucho más divertido cuando yo te recibía sin camiseta y tú me empotrabas contra la pared, acariciando mi torso y besándome con pasión. Todo era sencillo entonces, creía pertenecer a un sitio, tener gente que me quisiera, gente a la que importarle, gente que se preocupaba por mí. ¿Tan malo es no querer que la gente se preocupe por ti? Debo estar paranoico, pero que alguien se preocupe por ti es el primer paso a poder hacerle daño.

Buscas una sonrisa cómplice en cualquier parte,  una mirada de deseo, una muestra de que no eres invisible. La ciudad te ofrece eso, miles de miradas de miles de caras que probablemente no vuelvas a ver jamás… Un sentimiento de soledad, de desarraigo se apropia de mi mente, cierro los ojos fuerte y me concentro en la música, abro los ojos, la lluvia está empapándome… Una sonrisa se proyecta en mis labios, algo se apodera de mi cuerpo y me obliga a quitarme el gorro negro que llevo puesto, a dejar que la lluvia inunde mi cabeza y calme un poco mi cuerpo.

Nada importa, solo estas completamente mojado y frío bajo una cortina de agua que se proyecta desde las alturas sobre la ciudad ajena a todo. Y ahí estoy yo, insignificante, bloqueado, atrapado por la magia de la vida. Y no queda nada, día tras día te levantas sin ninguna ilusión, sin ninguna esperanza,  no va a ser un buen día, pasará sin pena ni gloria como tantos otros días, nada que recordar, nada que olvidar.

Aun así intento levantarme día a día para intentar ser un poco mejor persona, un poco mas soñador, un poco menos triste, un poco menos imbécil. Hay días que al abrir los ojos espero encontrarme a alguien a mí lado, nunca sucede.

 Algún día podré volver a soñar.

“Alquilo vuelos sobre abismos apaisados” 
Esta canción le queda demasiado bien a Valencia mojada.

viernes, 13 de enero de 2012

Torres de Manhattan con Artifex no hon


Ahí estaba de plantón, esa chica a la que tanto quería y ahora lloraba desconsolada, me miraba, no con odio, en su mirada solo percibía una enorme sensación de vacío, de rabia por no poder hacer nada…

Mi interior era un gigantesco témpano helado. Era como si no pudiera ya sentir nada más que una extraña pena, una sensación alienante, como si yo no estuviera allí frente a ella viendo sus lágrimas resbalar por sus mejillas, como si estuviera lejos, ajeno a todo aquello, incapaz de comprender por qué lloraba. Como si aquello ya no fuese conmigo.

Salí de la habitación intentando comprender qué había pasado, cómo habíamos llegado a este punto, en qué momento dejé de admirarte, de quererte… Sólo podía pensar en que otra vez todo había ido estúpidamente mal por mi culpa. Iba dando pasos hacia la salida mientras escuchaba tus llantos, no pude contenerme y volví a la habitación a intentar consolarte.

Mientras te abrazaba y te sentía temblorosa y sollozante contra mis brazos, no podía dejar de ser terriblemente consciente de un hecho: esto era un final. Nada volvería a ser como antes. No podía sentir lo que tú sentías ni ansiar lo que tú ansiabas en aquel momento. Mi camino se había separado del tuyo demasiado tiempo antes como para que se volvieran a unir.

Decidí marcharme, total, allí ya no podía hacer nada más que daño, me odio a mí mismo por hacerte daño, yo pienso que es lo mejor, aunque tú pienses que soy un ser despreciable en ese momento,  no hay nada que me duela más… Bajo las escaleras y las lágrimas empiezan a inundar los ojos. Cierro la puerta del portal y empiezo a correr, como si no hubiera mañana, como si no me importara hoy…

Corro sin parar, notando mis piernas arder, como si dejara atrás todo aquello que quiero abandonar en la cuneta de mi vida, como si en mi mente retumbara a gritos la orden de alejarme, de irme allí donde nada de esto pudiera seguirme, donde nadie me conociera y donde remordimiento sólo fuese una palabra.

Tropiezo. Me sangran las manos, aprieto los puños, me levanto y me siento, en mis músculos tensos noto que quizás todo esto sea un enorme error, una simple crisis… Tengo que calmarme pienso, ir a casa y ducharme, cenar y dormir un poco. Cojo un taxi, en el transcurso del viaje no dejo de observar por la ventana un gris paisaje de ciudad que acompaña mi estado de ánimo. Ya en casa me ducho, pero no ceno, al abrir la nevera la cerveza se ilumina como un cartel de neón de un puticlub de la autopista.

Abro la cerveza y el gas chisporrotea al escapar, sonando como el disparo de salida de una noche que se antojaba larga y solitaria. Y llena de droga en sangre.

Alcohol, mi analgésico preferido. Eché un largo trago y la cerveza entró a chorro en mi garganta, como tantos millones de veces antes. Rebusqué en mis cajones en busca de drogas. El hachís parecía el compañero de baile perfecto. Lié un porro y lo aproximé a los labios. Las caladas y los tragos se alternaban a intervalos irregulares, alejándome de la culpa, de la realidad, de cualquier sensación que pudiera hacerme sentir .

Me tambaleé hasta la cama, música en mis oídos, una persona llorando por mí, y un único deseo, borrar este día de mi vida. Dejar caer un velo sobre mi extraña vida, una noche más.

domingo, 8 de enero de 2012

Rojo sobre negro.


Un grito ahogado desgarra la noche en un callejón. ¿Creías que tenias problemas? Y eso que todavía no nos conoces…

Somos eso que la gente se niega a aceptar que existe, una especie de renegados de lo vivo, aquello que no dejáis morir en paz.

Las presas se mueven confiadas entre los gigantescos edificios, no saben todavía lo que les depara, morirán entre nuestras garras, apaciguaran nuestro odio por unos instantes mientras su respiración se desvanece…

Nos llamáis monstruos a nosotros pero vosotros no os quedáis atrás, dejando que un trozo de metal o un papel sea más importante que una vida, os convertís en simples números. Dejais morir de frío a personas, de hambre… No teneis derecho a sobreponer el valor del dinero al de una vida, por eso nos tomamos la libertad de segárosla. Nunca pretendí ser ni uno más ni mejor que vosotros. Aunque pensándolo bien yo doy más miedo.

Presencio desde la sombra de una cornisa como unos jóvenes encapuchados atemorizan a un indigente, veo sus ojos llenos de odio, igual que los míos.

Uno de ellos se abalanza sobre el indigente con su puño alzado dando un fuerte golpe en la mejilla al mismo, los observo pasivo, hay cuatro, todos para mí. Un segundo le da una patada en el pecho y lo tumba empiezan a golpearlo, lo golpearan hasta la muerte pero no pienso hacer nada por evitarlo, es producto de sus propias decisiones, no debería haber estado ahí y yo no soy ni un héroe, tampoco un vengador.

Esos tíos se mueven por el odio, pero yo me alimento de él, acaban con el pobre desdichado y se disponen a marcharse. Salgo de la sombra, estoy de pie sobre la cornisa del edificio, la luz de la noche deja ver mi piel extremadamente pálida, las garras que tengo por manos y una boca que se alarga sustituyendo a las mejillas, una sonrisa burlona deja ver todos mis dientes, afilados, enrojecidos por la sangre, brillantes…

 Salto sigiloso desde la cornisa desde la cual contemplaba el magnífico espectáculo que me ofrecían mis presas, caigo con el suficiente ángulo para que con mi bajada les pueda agarrar la cabeza a los dos que iban delante y estrellársela contra el suelo, escuchar el nítido sonido del hueso crujir contra el asfalto y notar como la sangre resbala entre mis dedos.

Me levanto rápidamente y corro al que está más cerca, tapándole la salida al otro. Lo agarro con ambas garras y lo lanzo hacia arriba, cuando está a punto de caer al suelo le propino una fuerte patada en las costillas, por debajo,  como si chutaras un balón de fútbol, se estrella contra la pared, aun no está muerto pero no irá muy lejos. Tengo que ocuparme del otro que me mira paralizado por el miedo desde su posición, se ha meado, joder, odio que hagan eso. Corro hacia él y le hago un barrido de ambas piernas, cae de bruces y me agacho a su posición, puedo olerle, puedo sentir que está totalmente aterrorizado. Cierro la boca con fuerza, noto como la tráquea cede y su carne se desgarra, el calor de la sangre inunda mi boca…

El otro tío me mira horrorizado e inmóvil contra la pared, ya estoy bastante calmado así que tendrá un poco más de suerte, me acerco y simplemente le piso la cabeza, se aplasta con un crujido seco, la sangre corre hacia una alcantarilla humeante. Ahora todo está en calma.

Todo a mi alrededor está muerto.

sábado, 7 de enero de 2012

Mec


Un último suspiro prematuro ronda mi cabeza. Una salida antes de tiempo, una silencio inesperado en una melodía estridente.

La sensación de que todo acabara antes de hora, que voy a perder a alguien querido. Angustia, impotencia.

Tus palabras se fijan en mi mente, una presión se aloja en mi pecho, aprieto los puños y los dientes. Sé que lo que te duele es demasiado parecido a lo que me duele a mí. Pero aguanta, remonta el camino, aunque parezca que te lleva al desastre. Yo no te aguanto, disfruto de tu compañía, no lo olvides nunca.

Nunca fueron los sueños rotos la puerta de caída al vacío.

martes, 3 de enero de 2012

Grinds


Pones la tabla al borde de la rampa, te lanzas al fondo de la rampa, con fuerza y te deslizas por el fondo, empieza la subida, en tu mente solo hay cabida para preparar el truco, si piensas algo mas te estrellaras contra el suelo.

Sientes como te deslizas sobre el tubo del final de la rampa, sabes que tienes que bajarlo, te ha costado mucho llegar hasta ahí, si no bajas habrás fracasado de nuevo. Levantas la parte de detrás de la tabla mientras giras hacia dentro de la rampa otra vez. Das un fuerte empujón hacia abajo,  sientes el viento en la cara, la adrenalina se dispara en tu interior, estas eufórico.

Otra vez, el eje trasero de la tabla resbala y caes sobre el duro cemento, te levantas de un salto y coges la tabla. Otra vez. Sales disparado por uno de los laterales de la pista con la tabla bajo los pies… Algo así debe ser volar.

Vuelves a lanzarte, al subir apoyas en la barra el eje de detrás girándote preparado para lanzarte hacia abajo solo al escuchar ese sonido de metal contra metal. Clac. Abajo, fuerte, ahora los dos, escuchas el rascar de metal contra metal de nuevo, pero esta vez prolongado, deslizándote sobre una caída que a priori puede parecer baja.

Las primera vez que te lanzas no tienes demasiado miedo, no es tan alto piensas, sitúas la tabla apoyada en el borde de la rampa solo con la aleta trasera, con el resto suspendida en el aire. La teoría está muy clara, cuerpo hacia delante, dando patada al bajar para así darte fuerza y que el skate no te escupa hacia detrás. Terminas en el suelo por falta de confianza en ti mismo.

Me he dado cuenta de que me resulta tan fácil volver a patinar después de cuatro meses por la simple razón de que conozco los movimientos de la tabla a la perfección.

Bajas, subes, caes, otra vez, bajas, caes, levanta, otra vez, subes, caes, bajas, otra vez, otra vez, otra vez. Una idea empieza a ser viral en mi mente, eres indestructible, me repito una y otra vez.
Me lanzo  a por todas, a sacar un truco que está muy fuera de mi alcance, subo con velocidad la rampa, salto antes de llegar al borde y giro para que el centro de la madera de contra el metal y pueda bajar, la tabla si da contra el metal pero resbala y me escupe hacia detrás. Caigo sobre el metal de espaldas, justo sobre la cresta iliaca izquierda. Duele. Me levanto, no puedo andar bien, duele mucho al apoyar.

Soy indestructible pienso mientras me fumo un cigarro sentado al lado de la pista. Me levanto dolorido, vuelvo a intentarlo, esta vez me voy de cara y amortiguo con las manos. Me levanto pensando que no soy tan indestructible. Vuelvo a hacer dos grinds con los dos ejes y me piro a casa.

Me gusta demasiado patinar porque me impide pensar, si pienso fallo.

No puedo fallar.
Licencia Creative Commons
Este obra de Quique Perigüell Cabanes está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.