lunes, 30 de septiembre de 2013

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El repiqueteo inunda mí cabeza, de nuevo en el juego de sombras tristes. Un baile de miradas sin rumbo, el constante arrastrar de un carro de mercancías me empieza a agobiar y aquellas calles bulliciosas... Son como monstruos, te ignoran si estas quieto, a la vista pero ausente, si trataras de gritar te liquidarían. He puesto un par de verjas a mi alrededor y me siento como en un zoo, para rematar la faena me he quedado sin mechero.
Creo que voy a correr a pedir fuego.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Sonrisas.

Apenas llegas a observar un destello de cordura, un minuto de paz entre el bullicio de las horas sin marcha atrás. Los pocos sueños que te quedaban van directos a la cámara de gas mientras unas cortinas ondean al viento.
No entiendes que pasa, no entiendes ni que sientes, pero es la tensión del ahora la que te empuja actuar. Besos apasionados, un discreto orgasmo lanzado al viento, bailes de palabras. conversaciones de cuerpos entre gemidos y miradas que se disputa mis sonrisas. Ellas se prostituyen, al precio de un beso, sinceras, abiertas para almas conocidas, ausentes para quien no las conoce.

jueves, 4 de julio de 2013

Libros

Y esos tristes libros del estante de tú habitación, que una vez leíste ansioso. Esos grandes cuento que te echan de menos suspirantes, que saben que probablemente no volverás a ojear sus páginas porque creciste, y se quedaron pequeños. Tan pequeños que juegan entre ellos a intercambiar palabras, comparten sueños extraviados.
Porque ellos también sueñan, con maravillosos ojos posándose en sus abundantes letras y finas manos acariciando sus portadas. Y charlan, de sus lobos y espadas, aventuras y coartadas. Quietos, expectantes porque alguna vez un infante los ame como alguna vez los amaste.

jueves, 6 de junio de 2013

No me apetece ponerle título.

Agua fría, un bufido, sientes como cada centímetro de tú piel se enfría. Y resoplas, tratas de atrapar el aire, como cada día tratas de arañar los segundos dejando muescas en almas ajenas. Un puente, un escudo, un pequeño guiño de espíritu.

Imaginé esta ve un puente de cristal, frágil, y otra noche en vela, sincera. Imaginé lo que no sería y acertando imaginé tanto que ni recuerdo haber imaginado nada, divagas, pareces un completo estúpido. Y piensas en todo, en que pensará en que sentirá, y tratas de descifrar algo en su carita que te mira, y te besa, quieres que tiemble, se estremezca y disfrute. Esa pequeña obsesión por ser otro más que olvidar.

lunes, 3 de junio de 2013

...

Despierto, levemente desorientado, quietud, calma, reina el silencio en la habitación. No queda sueño, el desvelo hace mella en mí y lo desahogo escribiendo en este blog.

Me asaltan pequeños viejos recuerdos, caras, de todas ellas, risueñas, encantadoras, todas aquellas que en algún tiempo habrían sido mis musas y me entrego plácidamente de lleno a unos recuerdos, uno por cada. Ay, los primeros bellos contactos. Ahora veo las determinaciones de los primeros toques, la leve intensidad de despistadas caricias que intentaban llevar algo a buen puerto. Un rechazo que no lo fue, las risas de ambos sabemos que va a ocurrir, aunque yo no lo supiera, un leve toque en el abdomen, tanteando.

Al final recuerdo el patrón común, largas conversaciones nocturnas. Una lucha contra el sueño, un hoy no quiero dormir porque no pienso en el mañana, porque mi prioridad es el ahora. Y… ¿Sabéis?  Disfruté cada uno de esos instantes, aunque no fuera lo que debía hacer. Aunque no tuviera nada claro, tenía claro que quería esos instantes, que los quise guardar en mi memoria para hoy poder decir:


“Mereció la pena, pese a todo el dolor que pudiera haber después, fue único, no me arrepiento de nada.”

Eterno viajero.

Eterno viajero que vas dejando un poco de ti en cada mirada, en cada recoveco en el cual tienes la oportunidad de hacerlo. La estación estaba semivacía, él se sentaba en el suelo apoyado en una puerta cerrada, una puerta de estas que nunca se abren y miraba curioso la gente pasar. Tenía la sensación de acumular tantos kilómetros como el que más.


Y observa, solo observa una chica exhalado el humo del cigarrillo que acaba de liar, con una rosa en el bolsillo e imagina. Y recuerda, tan  solo recuerda aquellos tiempos que una vez fueron peores en los cuales esta estación significaba para él la salvación. Erróneo pensamiento este, y de repente así sin más su olor, ese olor que venía a convertirse en puro sexo, el mejor de su vida sin duda alguna, aquel olor…

lunes, 18 de marzo de 2013

Buenos días.


El café te mira con ojos rojos desde la mesilla exhalando un tenue humo, soltando un pequeño aroma característico. Aun soñando, realidad a medias, dos pasos tambaleantes hacia atrás. Los posters miran desde las paredes abogando a la cordura, apagas el despertador que pone carita triste al impedirle, como cada mañana, dar sus ya habituales buenos días en forma de graznidos, imprecisos pero sumamente parecidos. Así de repente los auriculares después de arrastrarse por el suelo emprenden la escalada, raudos agarrándose a las fibras, a la altura de la cintura efectúan un pequeño parón, casi agotados por el esfuerzo trepan por el interior de la camiseta y se adentran en los oídos.

Y casualmente play, se hizo la música, eriza la piel los pelos se levantan adormilados en son de danza, los pies medio fríos gritan por despertar unos calcetines que desde dentro del armario pasan la resaca eludiendo su tarea. El pijama se suicida frente a la ducha, y las gotas entre gritos ahogados bajan por la piel a modo de tobogán. La puerta dice adiós y el ascensor risueño se descuelga dando los buenos días

lunes, 18 de febrero de 2013

No nos quedan playas.


Y… ¿Qué fuimos?
Felices, al menos yo, en lo que respecta a ti jamás proferiré una queja que no sea que te marchaste.
Saber que aun me sueñas me descoloca, me deja fuera de juego y vuelven todas las preguntas incomodas que no me quiero responder, toda esa mierda que no he querido aceptar, creía que ignorar y olvidar iba a ser la respuesta ahora asimilo que todos los nubarrones siguen ahí, desde el principio, al final nada ha cambiado.

Y aquí sigo, tan abrumado como de costumbre ya. Enfrentarme a mis problemas es algo nuevo para mí y no sé bien como cojones hacerlo, quiero gritar que necesito ayuda, que te necesito a ti, pero no puedo, sería demasiado egoísta.

La cuestión es cómo no decirte todo esto, cómo no decirte que te echo tanto de menos, que el solo recuerdo de tu piel me entristece más de lo qué algún día imagine como sería tu perdida.
Te imagine tantas veces marcharte que cuando lo hiciste realmente no lo llegaba a comprender. A ti no puedo perderte, no puedo dejarte marchar sin más. Oh, dios, como me ahoga esto, es ese nudo en la garganta, quizás de insomnio, quizás de echarte de menos, quizás es el hecho que no puedo aceptar que me hayas olvidado, que aunque vuelvas aquí jamás volverás a mi lado.
Y yo, como un tonto sigo soñando, no nos quedan playas, tú no querías seguir soñando.

Convertidos en tinta negra.


Estoy asustado, mi cabeza es un bullicio, se desparraman las ideas sin sentido alguno y se proyectan corazones en las paredes de mi alma, todos ellos están rotos y al impactar desgarran con sus afilados cantos unos sueños que ayer fueron reales.
¿Quién ha muerto hoy? No lo sé, demasiada gente para que sea importante, dicen que la muerte de uno es una tragedia, la de miles una cifra, totalmente cierto.
Hemos olvidado las caras, los sueños, las miradas, nos hemos vuelto fríos cual reptil y no dejaremos de repetirnos que somos seres racionales.
¿Racionales? Y una mierda, dioses que no existen, moral inexistente.
Hoy tengo miedo del mundo, tengo miedo de hablarte y que no me entiendas, que no me entienda ni yo a mi mismo.
Se me eriza la piel y te miro desde la lejanía, tan solo eres el recuerdo de unas palabras amables, una idealización de ti misma. Quiero saber que te mata, quiero tocar cada centímetro de tu piel, que seas mía por un instante, echarte de menos si te vas.

Mi vida no merece ser escrita, aun así mis pensamientos necesitan salir porque al fin y al cabo salen propulsados siempre convertidos en tinta.
Quiero llevar mi púa. Necesito música. Te quiero aquí conmigo. No es tiempo de silencio, para el silencio nos queda toda una eternidad. Pero tengo miedo, del silencio, del rechazo, de darme cuenta de que nada es como yo creía, aunque eso ya haya pasado, me gustaría hablarte, poder trasmitirte toda la intensidad que siento. Que me entiendas y me mires con una sonrisa, me digas que no pasa nada, que tú estás ahí, y a tomar por culo el miedo, por la simple razón de que tú estás ahí, que no me va a doler.

¿Sabes a que juegan las nubes?
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