miércoles, 18 de enero de 2012

Vías.


No soporto mirar por la ventana y encontrar una pared. Al menos antes tenía un bonito paisaje, medio verde medio gris, un punto calmado en un caos de edificio.

No puedes llevar auriculares aquí dentro. Disculpad pero voy a hacer caso omiso de esa norma, si no pudiera llevar los cascos por estos pasillos acabaría por ahogarme.

Cuantas horas muertas en aquella casa ruinosa y en la estación solitaria en la cual te sentabas, fumándote un cigarro a esperar un tren que nunca llegaba. Ese tren que te sacara de allí que te llevara algún lugar nuevo. Aunque no es el fin del mundo nada ha sido como yo esperaba. Al final voy a dejar de creer que escribir puede hacerte soñar, porque yo ya no sueño, siento que al final desespero, por agarrarme a un saliente inexistente, por lo tanto siempre termino resbalando y cayendo al vacío.

Y sigo encontrando en cada lugar historias viejas que me cuenta el mundo. Historias que una vez fueron vividas y ahora son echadas en falta. Y me vuelvo a dar cuenta de que realmente me siento muy solo, lo cual me lleva a plantearme si realmente necesito estar con alguien… No creo. Lo que sí está realmente claro, es que necesito sentirme deseado, saber que quieres sentirme dentro. ¿Qué solo estás jugando? Lo sé.

De todos modos nada es para siempre.

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