viernes, 2 de marzo de 2012

Ceniza.

Un cenicero por los aires, restos de ceniza y colillas que poco antes fueron nuestro pequeño billete a una visión diferente de las cosas se esparcen por el suelo. Hay una ventana abierta la brisa matutina entra mientras el humo denso inunda nuestros pulmones. Algo me recuerda a verano, sesiones de playa, días y días intentando no ahogarnos en un apartamento a pocos metros de la playa, ese apartamento que utilizamos para desconectar de todo e intentar que el mundo no nos coma. Hace tiempo que no escribía, estoy un poco bloqueado, bastante indiferente.

Un cielo nublado y gigantesco se abre ante mí, tumbado de espaldas sobre un sofá en el que he pasado unos cuantos buenos momentos, el humo escapa por la ventana, ya no hace frío… El tiempo pasa muy deprisa, parece que fue ayer cuando me mude a vivir aquí, ha pasado mucho tiempo desde que huí de todo. Sin embargo no parece haber cambiado nada, sigo aquí tirado, un poco más viejo, un poco menos soñador, un poco más imbécil.

Otra calada, música instrumental de fondo, castillos en el aire, suposiciones a ciegas, sueños rotos. Entro en una especie de bucle por unos instantes, no me caigo muy bien a mí mismo.

La ceniza cae lentamente entre los tenues rayos de sol, me recuerda que nada es eterno, que todo cae.

3 comentarios:

Licencia Creative Commons
Este obra de Quique Perigüell Cabanes está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.