jueves, 29 de diciembre de 2011

Tu mayor miedo.


Seres se esconden en mitad de la noche, tengo el alma en un puño. Los escucho a mí alrededor, acechando, buscando mi debilidad.

Está de pie enfrente mío, todo mi miedo, mirándome con curiosidad, parece un ser humano pero oscuro. Es el resultado de tantas batallas perdidas, tantos sueños rotos, tantas promesas que ahora son un murmullo tenue, que me trae el viento de vez en cuando.

Me mira con una sonrisa burlona, desde su posición, sin mover ni un pelo, pero alerta. Tengo que ser yo, el que dé el primer paso, para que pueda atacarme. Doy un paso y veo mejor a ese humano oscuro.

Soy yo, yo soy todo mi miedo.

Corre hacia mí, me quedo como paralizado y un puño se hunde en mi mejilla. Duele más que cualquier otra cosa que recuerde, soy yo golpeándome, una y otra vez. Caigo al suelo y me levanto, eso está a mi lado paralizado de nuevo. Me da miedo moverme, pero tengo que salir de allí, una habitación pequeña con una sola puerta a mis espaldas. Corro en dirección al ser y le golpeo, su piel quema, es una piel negruzca, como si estuviera carbonizado. Me da una patada en el pecho, esa patada que he repetido centenares de veces. Creo que me ha roto todas las costillas, el puño me arde, me toco las costillas, nada, todo en el sitio. El dolor es horrible, nada que pudiera comparar antes…

 Lagrimas de rabia y dolor recorren mis mejillas, dejándose caer por el mentón. Genial, ahora tiene un bate, pero esta inmóvil de nuevo. No puedo moverme, no puedo pegarle. ¿Correr hasta la puerta? Puedo intentarlo, empiezo a correr, lo tengo a un lado. Corre tan solo unos metros detrás de mí, me alcanza y me da un fuerte golpe en la cabeza con el bate, ahora si estoy seguro de que algo se ha roto. Noto como un rastro de sangre recorre mi espalda, no puedo levantarme. Le miro de pie a mi lado con esa sonrisa sarcástica, mí sonrisa sarcástica. Intento ponerme en pie y…

Despierto agitado en mi apartamento, tu estas a mí lado, un hilo de sangre cae por mi nariz. Sigues durmiendo, así que opto por salir silenciosamente al comedor. Me siento en la mesa nervioso dando fuertes caladas a un cigarrillo, ¿y si mas que un sueño ha sido un aviso? Un toque de atención que me dice que no descuide, que el pasado nunca me va a dejar marchar, no puedes golpearlo, no puedes evitarlo, ni ignorarlo.

Despierto, con la vista fija en el techo. Ojala estuvieras despierta para poder estar entre tus brazos. Tengo miedo de dormirme, pero se me cierran los ojos poco a poco. Con los ojos entrecerrados veo una sombra sonriente, al pie de mi cama. Abro los ojos de golpe y no hay nada, pero la sonrisa está gravada a fuego en mi mente, mi sonrisa.

Ese ser me la ha robado, me lo ha quitado todo. Excepto el miedo, el miedo de ver todo en lo que creo destruido, todos mis seres queridos convertidos en eso.

Deben ser imaginaciones mías, pero hasta el viento me susurra que no me duerma. Te despiertas y me miras, veo en tus ojos su sonrisa, mi sonrisa. Estoy empezando a volverme loco, pienso, mientras me preguntas que me pasa, pero respondo que solo ha sido una pesadilla, que no pasa nada, que te duermas. Te das la vuelta y vuelves a dormirte, me doy cuenta que es una tontería, que solo ha sido un mal sueño.

La misma sombra sonriente otra vez. La ignoro, me arde un pie y parece que me haya agarrado algo. Vuelvo a estar en ese cuarto oscuro, con una sola luz en mi posición, una mano corroída me agarra el pie, con el otro pie le doy un golpe en la boca, suelta. No te muevas, vuelvo a notar la mano ardiendo, el golpe de las costillas y la brecha de la cabeza, eso está quieto. Ha cambiado, ahora parece que le hayan pegado una paliza y rociado con acido.

Me muevo hacia él, si muero despertare, me golpea justo a la altura de la traque, con ambas manos, como si aun sujetara el bate. Me asfixio, no puedo respirar. La maldita sonrisa me revienta la cabeza.

Me veo a mi mismo a tu lado en la cama. ¡Mierda! Me he muerto. De verdad, la he jodido, pienso, pero una sonrisa, mi sonrisa me hace cambiar de opinión.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Falta algo.


Sigo sintiendo que falta algo, que estoy incompleto y sigo buscándolo. Hoy lo busco en ti, mañana lo estaré buscando en las bragas de otra.

Prácticamente sin inmutarme, solo por sentirme un poco más vivo, un poco más querido, por volver a sentirme como un cocodrilo al sol. Pero enzarzado entre tus piernas. Saber que tengo un lugar pegado a tu piel.

Escuchando con atención la música y admirando otra vez tu tez blanquecina y tus pechos perfectos, tu pequeña figura agarrándome y volviéndose enorme, convirtiéndose en todo lo que deseo en ese instante.

Atacas, descansas y me miras, vuelves a la carga.

Ambos sabemos que puedes hacer lo que quieras de mí en este instante.
Me lames el cuello, te aprieto, me besas, te muerdo. Es simple, jugamos al mismo juego, sabemos lo que queremos y estamos dispuestos a conseguirlo. En este juego no se puede perder, solo puedes salir enormemente satisfecho de ti mismo. 
Y tengo un problema con los cocodrilos.

Alex ha pulit a Lluis.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Soy un cocodrilo.


Me da el sol en la cara, y una brisa helada me recuerda que es diciembre. Soy un cocodrilo. El café y el polen inundan mi boca dejando un magnifico sabor.

Es nochebuena. Casi lo había olvidado… Me levanto despacio, calmado, hoy me encuentro bien. Después de escribir el otro texto me di cuenta de que creéis que quiero morir. No podeis estar más equivocados, no estoy conforme con mi vida, pero… ¿Quién lo está?

Quiero vivir, quiero vivir mucho, me faltan demasiadas cosas por hacer, la autodestrucción forma parte de mí, pero no lo es todo. Creo que tengo muchísimas cosas más y mejores.

No lo es todo, nunca lo ha sido y nunca lo será. Me queda demasiada gente por conocer.
No os equivoquéis esto no es una disculpa ni una corrección, es una aclaración. Tengo la impresión de que casi nadie entiende lo que digo, debo hablar muy mal, no lo sé.

Las veces que más vivo me siento son en las conversaciones interesantes, siento que merece la pena vivir solo para prestarle atención a esa persona, aparte de todos los otros motivos, igual no tengo demasiado futuro, pero lo voy a estrujar y a sacarle el máximo partido.

Quizás o te vuelva a ver, seria molesto. No sé porque. No sé que me gusta más si mantener una conversación o acostarme contigo. Las dos cosas me llenan bastante.

Y tú, con el que más disfruto hablando, debatiendo, aprendiendo de tus palabras, haciéndote razonar tus argumentos, y que me hagas razonar los míos, te debo mucho, me has ayudado demasiado. No sé cómo hubiera terminado si no hubieras aparecido.

Solo decir que disfrutéis la vida, no os hundáis por tonterías y escuchad a las personas, aprended de ellas, vivid la vida disfrutando y enriqueciéndoos culturalmente, id al teatro, al cine, leed, hablad, follad, corred, escalad, saltad, caeros y levantaros al instante, mantened la calma y sobre todo tomaos enserio la vida, pero no demasiado.

Esto no tiene nada que ver con que sea navidad, lo he pensado siempre y lo seguiré pensando.
Soy un cocodrilo tumbado al sol, el astro rey me calienta y me hace sentir bien. Sentirme un poco más vivo.

Voy a atracar a la primavera.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

¿Que tal si desaparezco?


Me tumbo boca arriba en la cama y enciendo un cigarro, no debería fumar pienso, acabo viendo que no me importa así que sigo fumando. Apenas he salido de casa y me ahogo, no quiero cenar aunque tengo hambre, no porque me vea gordo, menuda gilipollez. No me veo para nada gordo, aunque si bajo de forma, pero eso no se soluciona no comiendo.

Pienso en la muerte, a quien le importa que yo muera es la pregunta que ronda en mi cabeza. Amigos y familiares, por supuesto, pero ¿que mas dará? Una vez estás muerto no importa nada.

Todo falla en este momento, tengo la sensación de que nadie me echa de menos, es un putada,  si nadie me echa de menos ahora quien me va a echar de menos si muero, nadie.

“Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver” Creo que es el lema de mi generación, aunque ellos a priori no lo ven, no se dan cuenta de que vamos hacia un mundo de enfermedades de Alzheimer a los sesenta años, canceres a los cuarenta y suicidios en masa, tanto alcohol, tantas drogas…

A mí no me importa, ¿Por qué? Porque yo soy consciente de que vivo así y si me canso algún día me pegare un tiro y se acabo. Cuando nada tienes que hacer con tu vida todo es efímero, relativo, puedes creer que tienes el control sobre tu vida. Te equivocas, tú no tienes el control sobre tu vida, lo tienen esos pedantes peces gordos que viven en un despacho.

¿Tienes una vida perfecta? Toda tuya, no quiero una vida perfecta, me dan asco vuestras aburridas vidas perfectas ¿Navidad? Otra farsa. ¿Felicidad? Os la podéis meter por el culo.

¿Consuelo? No lo necesito, puedo afrontar las cosas como son, sin edulcorar, sin hacérmelas papilla para que no tenga que masticarlas. Prefiero roerlas.

Si me muero mañana solo quiero que sepáis que no pienso arrepentirme de nada, que quizás no es el camino correcto, pero es mi camino y si tienes algo que objetar dilo, pero seguramente te diré que te lo metas por el culo.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Adiós tiempo.


Me aburro, otro día mas frente al ordenador dejando pasar las horas, dejando que el reloj corra mientras los segundos se suicidan a su ritmo.

Dos botellas de cerveza sobre la mesa, vacías, recordándome de cerca que tengo que estudiar pero quiero salir con quien sea a tomar algo, o que tú te presentaras en mi casa, pero eso sería mucho pedir. No pasa nada, sigue corriendo el tiempo, imparable, lejano, un segundo tras de otro que jamás volverá, y yo aquí dejándolos pasar.

Me rugen las tripas, tengo que cocinar, pero en estos instantes solo puedo dejar correr el reloj, no pensar en el tiempo, sentirme un poco más libre, no saber en qué hora vivo. Algún día quiero que estés conmigo, sin reloj, dejando pasar las horas. No hay preocupaciones, no hay pensamientos, solo estoy yo, rodeado de horas muertas, vienen personas a mi cabeza, algunas de ellas preferiría que estuviesen conmigo.

Despierta imbécil, ni va a venir nadie, ni vas a salir, así que come y ponte a estudiar, grita desesperada mi parte responsable, aprendí a ignorarte hace mucho le respondo yo muy calmado. En el fondo se que hacerle caso sería lo mejor que haría.

Me voy a permitir soñar de vez en cuando, pero solo si tú no estás en mis sueños. Frase que me gustaría poder aplicar, pero no puedo. Eres una nueva pequeña obsesión, pero no te preocupes, se me pasa en poco tiempo.

Recuerdo, escribo, fumo, recuerdo, esto funciona así.
Adiós tiempo, tu y yo hemos terminado.

martes, 13 de diciembre de 2011

El desayuno de los campeones...


Quizás estoy demasiado acostumbrado a que me superen las cosas, ya no lloro, las lagrimas se las debió llevar también consigo.

Veo la playa desde el balcón, no dejo de fumar y de beber. Todos callados,  el sonido de la lluvia y la vista de una farola naranja que escupe humo al estar caliente, y empapada por la lluvia, envuelve la habitación. Es todo tan gris… Excepto las farolas naranjas que dan un toque de color al paisaje grisáceo que se extiende ante mí, motas de color se esparcen entre los edificios y una tímida luna emerge de entre las nubes, majestuosa, es tan mágica…

No dejamos de escupir humo, un porro detrás de otro, acompañado por mucha cerveza, y un silencio más que agradable.

Un café y un porro, el desayuno de los campeones. Empiezas el día con cierta euforia combinada con una paz increíble, el mar, el sonido de las olas, no hay nadie.

Recuerdos tristes invaden tu mente, sientes por un segundo que van a poder contigo… Pero no puedes volver a caer al mismo pozo, no otra vez por lo mismo… Así que decides andar un poco, empiezas a andar cada vez más rápido y los recuerdos siguen acechándote, corres, no hay quien te pare, no sabes porque corres pero corres no hay meta, no hay final solo corres.

Un paisaje de ciudad.


Miré por la ventana un paisaje de ciudad, los edificios se alzaban majestuosos sobre mí y me proporcionaban una extraña seguridad, sabía que coger ese tren no era una buena idea, pero aun así tenía que cogerlo.

Me gusta la ciudad, soy otro desconocido más, otra cara sin nombre. No me gusta ser conocido, quizás por eso detesto los pueblos, todo el mundo se sabe tu vida al dedillo. Me da la sensación que nací para vivir en ciudad.

El tren arrancaba despacio dejándome ver por la ventana como la ciudad iba menguando, como poco a poco todos esos enormes edificios se perdían en el vacío.  Volver no es un buena idea, repetía en mi mente, no es una buena idea volver para saber que se te vuelve a echar de menos, otra vez la misma canción, otra vez el mismo panorama y vaya panorama…

Discusiones de familia, algo que no debería ser considerado normal, en un lugar donde todos se quieren no debería haber peleas, pero eso no es cierto siempre.

Las paradas van pasando, y yo voy pensando en lo que me encontrare al bajar del tren, el mismo pueblo con la misma gente lo que en teoría debería ser mi hogar, mi tierra, me rio yo del sentimiento de pertenecer a un lugar, es tan absurdo… Al fin y al cabo solo es un sitio, un lugar que puede evocar recuerdos, lo cual a veces no es para nada bueno.

Miro la gente del tren, gente distraída, mirando a todos lados o por la ventana. Yo escribo, solo escribo como siempre lo de siempre. Siempre es el mismo tema el que vuelve una y otra vez a cargar sobre mi consciencia, el peso de saber que has cometido un error necesario, que no podías hacer otra cosa, pero es un error al fin y al cabo. No me queda más remedio que intentar poner algo de sentido a las cosas, coger mi vida y darle alguna dirección, saber qué hacer y no vivir siempre improvisando que acaba por fallar.

Al final siempre vuelvo al mismo punto, y volver al mismo lugar no ayuda para nada, ahora menos que pesa otra persona que no es feliz sobre mi conciencia y que conocí un poco desde allí.
Creo que estoy demasiado enganchado a escribir y creo que señores y señoras en esto estaréis de acuerdo seguro, algún día me prohibirán publicar más por repetitivo y porque no tengo ni puta idea de escribir.

A sabiendas de que nada bueno puede pasar en ese agujero me embarco otra vez para volver y enfrentarme otra vez al pasado, que se supone que pasado está pero yo lo tengo demasiado presente.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Estúpido


Veo el cursor parpadeante en mi pantalla, estoy bloqueado, no sé qué escribir.
De todos modos voy a intentar algo.

Completamente asustado, y con razón, no puedo permitir que me quieras, es mejor que te vayas. Una dura decisión que no se puede tomar a la ligera.

Tu estas sentada al borde de mi cama, gimoteando, a punto de llorar me acerco y te pregunto qué te pasa a lo que tú respondes que no lo sabes. Yo incrédulo vuelvo a preguntar porque, porque estas triste, eres demasiado bonita para estar triste.

Acabas por ceder, y me dices que me quieres, no es algo que me viniera de nuevo pero no acababa de darme cuenta de lo que eso significaba. Nada podría volver a ser igual tu me quieres, pero yo a ti no te quiero de esa manera, me duele más de lo que podrías llegar a pensar.

No solo pierdo a una gran amiga, también a una gran persona, una chica como pocas, interesante y muy guapa. Pero no puedo quererte, no puedo hacerte más daño espero que algún día lo acabes entendiendo.

Yo termino por no saber qué hacer, nunca se que hacer y me encierro en mi habitación y me pongo a escribir, y a fumar… Yo lo sabía pero parece que tú no, no sabías que esto es imposible que no puedo quererte, que no voy a estar en los momentos difíciles, porque no puedo, tu solo querías que yo fuera feliz, y yo no puedo quererte, me siento estúpido.

“Si no estás bien contigo mismo nunca podrás estar bien con los demás.”


No me siento bien conmigo mismo.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Gigante


No sé porque pero hoy me siento grande, un gigante que todo lo puede.

No creo que hoy deba fiarme de mi mismo, no quiero ver a este gigante convertido en un ser enclenque y desarmado. Tengo una satisfacción en la cabeza, por eso me siento gigante. Hoy podría correr hasta que fallaran mis piernas o vomitara de puro cansancio, lo sé porque ya me ha pasado. Tener la impresión de que todo lo puedes es fantástico, increíble, saber que hoy me hubiera comido el mundo.

Mañana será otro día tendré que correr, pensar y soñar un poco. Tendré que enfrentarme a nuevas situaciones, nuevos retos. Nueva gente, vieja gente, todos juntos, si mañana será otro día, quizás peor, quizás soleado, ojala sea un día gris, lluvioso, encantador. Ojala mañana llueva, poder sentir la lluvia contra mi cabeza, edificios grises y gente con prisa, y yo en calma, totalmente lento, totalmente encantado por la lluvia de la ciudad, esa lluvia…Entrar al metro totalmente calado, ah, el metro, si lo observas detenidamente es un lugar mágico.

El metro, ese lugar lleno de gente que viene y va, que no tienen un segundo que perder y no prestan atención a esos pequeños detalles ¿En el metro que miras? ¿Las paredes oscuras y las luces por la ventana? No, miras a la gente, y te das cuenta de muchas cosas, reacciones, miradas furtivas, ves como la mayoría de gente, en la cual me incluyo, no miran a nadie en concreto, van pasando de unos a otros, como con miedo a que alguien se fije en ti.

Mañana será otro día, ojala que llueva.
Licencia Creative Commons
Este obra de Quique Perigüell Cabanes está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.