lunes, 12 de marzo de 2012

Bah


Aquella habitación parecía sacada de una sórdida película de los años 80 en la cual todo eran drogas y rock&roll, el ambiente estaba cargado a causa de nuestras bocas que no dejaban de exhalar humo denso y blanco, mogollón de música acojonantemente buena por escuchar, totalmente nueva, infinitas sensaciones nuevas por descubrir de la mano de una cerveza.

Dos guitarras sobre la cama, en una se posan unas manos novatas, inexpertas, en la otra se posan unas manos más expertas, seguras, confiadas. Cervezas sobre la mesa, risas, música, alguna película extraña, más música. Las cervezas se suceden y se van acumulando sobre la mesa mientras unos altavoces escupen magia hecha sonido. La luz tenue acompaña la sesión de cachimba con estupefacientes, Clint Eastwood nos mira serio desde la pizarra del comedor con un colgante en el que pone mal escrito “Polla”.

Echo la cabeza hacia atrás, exhalo, miro hacia la cama y veo guitarras, veo textos, pienso en que estoy haciendo mal, en que me he equivocado, al final no va a contar en que me he equivocado si no cuando he acertado. Esto es más de la misma mierda, nada nuevo. 

Recuerdos a la deriva en un mar de sueños rotos,  males que se ocultan tras el humo denso, canciones que acallan el alma y cervezas vacias rellenadas con sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
Este obra de Quique Perigüell Cabanes está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.