Salidas a la desesperada por un mar de fornidas ilusiones
que se derrumban cayendo a la basura como el tiempo, que se desploma tirando de
tinta. Compungidos se cierran los vacíos, que luego quedarán en un recuerdo,
quedarán en alguien que solía conocer, algo que se desplomo sobre su propio
peso, algo que tenía que pasar. Temblores, luces tenues, Rock’&’Roll a
medio gas, hoy no hay drogas, hoy es por ti. Dices que es como si te hubieras fabricado una especie
de muro en el corazón, yo creo que sabes que tú no eras para mí.
Vibra de nuevo
mi teléfono móvil, dando a entender que otra vez la tinta que tanto uso para
desahogarme va a colgarse de mi cuello para aplicar una presión que me queme un
poco por dentro. Hoy no estoy jodido, no estoy mal, no estoy borracho ni
drogado ni nada por el estilo, para eso puede que tenga tiempo mañana, hoy solo
estoy triste. Hoy solo hay Rock’&’Roll.
Desesperadamente confuso, inquietantemente parado, quieto,
aterrado. Las ventanas proyectan con placer la oscuridad, medio abiertas
dejando entrar la brisa nocturna que me acaricia y que a duras penas recuerda
una necesidad latente, un despertar inminente en otro vacío entre la niebla,
otra canción ahogada entre sueños rotos, una pesadilla con final evidente.
¿Quién rasgará tus vestiduras por mí?
“En la mañana verde,
quería ser corazón. Corazón.
quería ser ruiseñor.
Ruiseñor.
ponte color de naranja.
Alma,
ponte color de amor
quería ser mi voz.
Ruiseñor.
ponte color naranja!
¡Alma,
ponte color de amor!
Y en la tarde madura
Alma,
En la mañana viva,
yo quería ser yo.
Y en la tarde caída
¡Alma,
Federico García Lorca
a
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