No sé porque pero hoy me siento grande, un gigante que todo
lo puede.
No creo que hoy deba fiarme de mi mismo, no quiero ver a
este gigante convertido en un ser enclenque y desarmado. Tengo una satisfacción
en la cabeza, por eso me siento gigante. Hoy podría correr hasta que fallaran
mis piernas o vomitara de puro cansancio, lo sé porque ya me ha pasado. Tener la
impresión de que todo lo puedes es fantástico, increíble, saber que hoy me
hubiera comido el mundo.
Mañana será otro día tendré que correr, pensar y soñar un
poco. Tendré que enfrentarme a nuevas situaciones, nuevos retos. Nueva gente,
vieja gente, todos juntos, si mañana será otro día, quizás peor, quizás
soleado, ojala sea un día gris, lluvioso, encantador. Ojala mañana llueva,
poder sentir la lluvia contra mi cabeza, edificios grises y gente con prisa, y
yo en calma, totalmente lento, totalmente encantado por la lluvia de la ciudad,
esa lluvia…Entrar al metro totalmente calado, ah, el metro, si lo observas
detenidamente es un lugar mágico.
El metro, ese lugar lleno de gente que viene y va, que no
tienen un segundo que perder y no prestan atención a esos pequeños detalles ¿En
el metro que miras? ¿Las paredes oscuras y las luces por la ventana? No, miras
a la gente, y te das cuenta de muchas cosas, reacciones, miradas furtivas, ves
como la mayoría de gente, en la cual me incluyo, no miran a nadie en concreto, van
pasando de unos a otros, como con miedo a que alguien se fije en ti.
Mañana será otro día, ojala que llueva.
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