lunes, 3 de junio de 2013

Eterno viajero.

Eterno viajero que vas dejando un poco de ti en cada mirada, en cada recoveco en el cual tienes la oportunidad de hacerlo. La estación estaba semivacía, él se sentaba en el suelo apoyado en una puerta cerrada, una puerta de estas que nunca se abren y miraba curioso la gente pasar. Tenía la sensación de acumular tantos kilómetros como el que más.


Y observa, solo observa una chica exhalado el humo del cigarrillo que acaba de liar, con una rosa en el bolsillo e imagina. Y recuerda, tan  solo recuerda aquellos tiempos que una vez fueron peores en los cuales esta estación significaba para él la salvación. Erróneo pensamiento este, y de repente así sin más su olor, ese olor que venía a convertirse en puro sexo, el mejor de su vida sin duda alguna, aquel olor…

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