Y esos tristes libros del estante de tú habitación,
que una vez leíste ansioso. Esos grandes cuento que te echan de menos suspirantes,
que saben que probablemente no volverás a ojear sus páginas porque creciste, y
se quedaron pequeños. Tan pequeños que juegan entre ellos a intercambiar
palabras, comparten sueños extraviados.
Porque ellos también sueñan, con maravillosos ojos posándose
en sus abundantes letras y finas manos acariciando sus portadas. Y charlan, de
sus lobos y espadas, aventuras y coartadas. Quietos, expectantes porque alguna
vez un infante los ame como alguna vez los amaste.
Poema en prosa. (:
ResponderEliminarEs el mejor de los que he leído tuyos
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