Nada como despertar a metro y medio de un sueño con gafas y carita de poesía, nada como romper un canto de piedra a latidos con las manos.
Nada y digo nada porque me intento describir a mí mismo que ya no sueño si no es despierto mientras mi perro me da patadas en la cara al despertar, nada como borrar un numero con aroma femenino un lunes por la mañana con resaca de besos.
lunes, 16 de febrero de 2015
Despegándome.
Miras la desilusión con cara triste, desde fuera, añoras interés en el como de tu ser. Una lupa sobre ti, buscada, dando calor hasta que quema.
Cuando la quitas de golpe el frío atrapa tus entrañas sedientas de mas de una noche de desenfreno e inconsciencia. Vertederos de ruinas de insomnios, caminos por asfaltar, y tu hoy a que aspiras? A morirme un poco menos despegándome tu piel.
Cuando la quitas de golpe el frío atrapa tus entrañas sedientas de mas de una noche de desenfreno e inconsciencia. Vertederos de ruinas de insomnios, caminos por asfaltar, y tu hoy a que aspiras? A morirme un poco menos despegándome tu piel.
¿Estás ahí? Hoy quiero hablarte de este amanecer sin sentido, de esta mi ruina que me asfixia en la cabeza. Es sencillo, el poder de la indiferencia se ha vuelto mi enemigo.
¿Sigues ahí? Y yo aquí hablando solo, de besos en marquesinas y borrones curiosos. Sabes que una vez fuí tu pupilo con buen gusto y te vuelves contra mi atacandome cuando más te quisiera conmigo... Intento atraparte de nuevo entre mis dedos aferrados a este boli, si no lo sueltan es por miedo a la falta de presión, si esta vez no me alcanzara el alma jamas habría sido yo.
¿Sigues ahí? Y yo aquí hablando solo, de besos en marquesinas y borrones curiosos. Sabes que una vez fuí tu pupilo con buen gusto y te vuelves contra mi atacandome cuando más te quisiera conmigo... Intento atraparte de nuevo entre mis dedos aferrados a este boli, si no lo sueltan es por miedo a la falta de presión, si esta vez no me alcanzara el alma jamas habría sido yo.
domingo, 15 de febrero de 2015
Pongamos.
Pongamos que hablo de mí y de mis manías, pongamos que hablo
del cielo, pongamos que las cosas que pasaron fueron tan absurdas que ni tan
solo puedo rozarlas con un sueño. Pongamos que mi miedo no es tu miedo y que no
vas a irte, digamos que hablo en sueños y te sueño a ti.
Documento uno.
¿Y quién no soñaría con ser tu rock&roll? A oscuras en
las calles de la ciudad, a correprisas por llegar a otro monte deshabitado,
como los perros… No se puede ser más feliz que cuando nos compartíamos a besos
en la oscuridad que solo puede proporcionar el bendito silencio de la compañía
en soledad. Y tocar la guitarra para ti a las tantas de la madrugada, tan
fuerte como me permita el alma, que intenta cuidar el momento para que tu y yo
pudiéramos ser felices, envueltos en nuestro propio aire, lo conseguimos
dejándonos sin él el uno al otro, lo conseguimos arañándonos el alma con las
uñas de los ojos, ese aire que de repente… Se lo llevó el viento.
Espero aun recuerdes que me robaste la piel a cañonazos, en
esa habitación de paredes por pulir, sin puerta… Con un cachorro lamiéndome el
corazón mientras sentía que jamás llegaría tu cochecito azul para comerme a
sueños y despertar tan temprano que ni tan solo viéramos el sol, que aun me
sigue echando de menos al igual que yo mismo, que te me echo en falta.
Dime que si bailamos mañana me pisarás los zapatos y muéreme en este baile.
Humillado, perdido, herido, odio la coraza que me he puesto
al corazón y mi fachada se desmorona con mi ausencia, no me reconozco siendo yo
en otras pieles que solo me quieren rozar, no quiero más estupideces absurdas e
ilusiones de un solo día, me lacera el pensamiento cada gota de sudor derramada
para horas secas.
Ya no quiero humedecer mis horas en vano, ya no quiero
pieles ausentemente desconocidas, voy a explotar en el salpicadero y
desparramar toda mi alma en un asiento de atrás mientras recuerdo mis pies de
arena en otra cama. Joder como me escuecen las nociones de mi yo y nada me
recuerda a mí, me he perdido y no me sé encontrar, estoy jugando al escondite
sin mi arte porque me lo dejé olvidado en la última calada de una chusta que me
quemaba entre los dedos, así me quemo a mí mismo, porque nunca has sido tú el
motivo de mi tristeza, porque siempre he sido yo mismo el que se escondía y
dejaba que me sacaras a punta de sonrisa, porque siempre ha sido a mí al que le
asustaban las alturas y empecé a escalar sin seguro, con toda la certeza de que
me iba a matar cuando llegara arriba. Me equivoqué, no me he matado porque
nunca llegué a subir, de hecho estaba excavando.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)