A veces creo que puedo volar… Tras unos segundos de caída me
detiene una cuerda y me salva la vida. Pero puedo volar, esos segundos de
ausencia, segundos de alarma, de sensación de que te estamparás como un
chicle contra el suelo, y nervios… Aun así puedo volar, aun así decido ponerme
el arnés y mojarme otra vez las manos en magnesio, vuelvo a sentir pánico,
dolor, estrés, vuelvo a apenas poder mantener el equilibrio y apretando los
dientes intentar otro pasito que me de la vida, un canto que me apoye la
existencia y me evite tener que emprender el vuelo, ese apoyo inexistente, pero
ya sabes, no es que no esté ahí, es que lo has hecho mal. Y es que os tengo que confesar un secreto, me dan miedo las alturas.
Y me frustra, me
replanteo en términos concretos toda mi existencia varias veces, no puedes, no
puedes, no puedes. Pero puedo volar y volver a intentarlo desde cero… Que tal
vez hablaba de escalar.
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