Y te encuentras a ratos raros cartas en el suelo, andando
días con viento y gris, días de libros en los bolsillos, de aparecer en casa de
otra sin pensármelo un segundo. Anduve por barrios arrancando tu presencia a
las esquinas, suplicando por el silencio a media noche, esa oscuridad profunda, tomar café por tomar
algo, arañar las hojas de otro libro oscuro. Darte cuenta de que a veces el
decir “Nada” significa decirlo todo, el punto en el que lo absurdo empieza a
tomar forma y habla por ti, cuando el vacío se apodera de tu mente, trata de
aniquilarla y se queda ahí sin más.
Hay días que la primavera tiene un gris demasiado oscuro
como para poder soportarlo sin una puerta al sótano.
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