Debe ser bueno poder llorar de vez en cuando, por necesidad,
una vía más para desfogarse, dejando a un lado drogas, deportes, simplemente
soltando aquello que llevas dentro en forma de lágrimas y gemidos.
Allí estaba tumbado una vez más frente a un techo vacío,
observando una quietud que empezaba a tornarse abominable, todo lo que una vez
fue un sueño se volvía en su contra sabiendo que nunca más volvería a ser lo
mismo.
La angustia le oprimía el pecho pero se veía totalmente
incapaz de llorar, tan indefenso, a merced de ella nuevamente, estupefacto.
Suspira en un intento de arrancar esa sensación que le ahoga, de matar esos
monstruos de papel que él mismo escribió y que ahora se volvían en su contra.
El paisaje se tornaba desolador por momentos, la falta de vida en esa
habitación iba a terminar por segarle la suya propia, unas manchas de sangre en
las sábanas desvelan un pequeño error relacionado con un cuchillo. Todo estaba
tan claro que le cegaba, nada podía ver, su propia verdad le consumía. Escucho
un ligero sonido por encima de su respiración, el único sonido que le
acompañaba en ese momento, el timbre sonó un par de veces.
Ella de nuevo, esto empezaba a ser cansino y extremadamente
doloroso, conforme se acercaban los pasos, aumentaba su temblor, su presencia
le incomodaba más de lo habitual, a ella se le reflejaba la lastima en los
ojos, todo estaba hecho unos zorros, hacia semanas que nadie se acercaba por
allí. Él había terminado por espantar a todos sus amigos y conocidos con sus
respuestas bordes y gilipolleces.
Traía comida y algo de esperanzas envenenadas, una especie
de tortura que se repetía constantemente en su cabeza, él cogió el cuchillo con el cual antes casi había
dado fin a su vida, ella empezó a gritarle que por que estaba el cuchillo
manchado de sangre. Se lo clavo en el pecho sin mediar palabra, frente a ella,
mientras la miraba a los ojos y contemplaba con una sonrisa amarga como todo
aquello que había sido una lago de agua esperanzadora ahora era un lago de
sangre en el cual se reflejaba el odio de ella, la desesperación de él.
Estoy como una puta regadera, ya lo sé. Disculpad por tardar
tanto en subir algo.